Este es el blog del grupo de trabajo de la Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, CEMIC-CONICET), que trabaja en el área de pobreza infantil y desarrollo cognitivo. Además de encontrar material sobre el trabajo del grupo, el visitante tendrá oportunidad de interactuar con sus integrantes, acceder a información y comentar las entradas sobre los diferentes temas asociados al área de investigación.

This is the blog of a research group in the Unit of Applied Neurobiology (UNA, CEMIC-CONICET), who works in the area of child poverty and cognitive development. In addition to finding material on the group's research work, visitors will also have the opportunity to interact with its members, have access to information, and comment on entries on various topics related to the research in the area of interest.

Riesgos cerebrales del “cabeceo” en el fútbol / Brain risks of “heading” in soccer


Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina Albert Einstein de la Yeshiva University, han encontrado evidencias que sugieren que el cabeceo reiterado de una pelota de fútbol incrementa el riesgo de daño cerebral y alteraciones cognitivas.

Los investigadores aplicaron la técnica de imágenes cerebrales conocida como DTI por su sigla en inglés (Difusión Tensor Imaging) -que permite analizar la conectividad de diferentes áreas cerebrales-, a 38 jugadores de fútbol amateur que practicaban este deporte desde su infancia. Durante la investigación se les administró además una encuesta, que incluía entre otras preguntas el número de veces que recordaban que habían “cabeceado” una pelota durante el último año (el “cabeceo” fue definido como golpear la pelota en forma deliberada con la cabeza). Los investigadores categorizaron a los jugadores en base a la frecuencia de “cabeceo” y luego compararon las imágenes cerebrales de los “cabeceadores” más frecuentes con el resto. Durante el análisis encontraron que los primeros mostraban alteraciones similares a las de pacientes con con conmoción cerebral (lesión cerebral traumática leve o TBI por su sigla en inglés).

Teniendo en cuenta que las pelotas de fútbol pueden desplazarse a velocidades mayores a los 50 kilómetros por hora en la práctica recreativa o amateur y a más del doble en la profesional; y que la frecuencia de cabeceos puede superar a los 1000 en un año; estos hallazgos tienen implicancias significativas, habida cuenta de que el fútbol es uno de los deportes más populares del mundo, especialmente entre los niños y adolescentes.

Según los investigadores, el “cabeceo” per se no genera un impacto de magnitud que pueda generar un daño directo, sino que el riesgo aumenta por la práctica repetitiva que genera una cascada de respuestas que puede asociarse a procesos neurodegenerativos progresivos. Las áreas que más frecuentemente se observaron como más afectadas, son los lóbulos frontales y la región temporo-occipital.

Con el fin de evaluar eventuales alteraciones funcionales, los investigadores administraron además una batería de tests neuropsicológicos a los 38 sujetos de su estudio, encontrando que los “cabeceadores” frecuentes tenían  desempeños más bajos en pruebas de memoria verbal y velocidad psicomotora.
Por supuesto, este tipo de estudios deberá ser replicado con la inclusión en sus diseños del control de varios potenciales factores de confusión, como por ejemplo la eventualidad de alteraciones del desarrollo debidas a otras causas. No obstante, ilustra una vez más la importancia del uso de tecnologías que pueden dar información correspondiente a diferentes niveles de análisis (activación cerebral y conducta), con el fin de contribuir a la comprensión de un riesgo al que están expuestos millones de personas en el mundo por prácticas que no tienen una representación social adversa, sino todo lo contrario.

Nota. La imagen que encabeza esta entrada corresponde al estudio mencionado y lo que muestra es una imagen de la sustancia blanca (en azul) afectada en los sujetos más “cabeceadores” analizados en el estudio del Albert Einstein College of Medicine.

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